domingo, 29 de septiembre de 2013

OTRAS HUELLAS MÁS

por ralero


Una noche que en sueños con el Señor caminaba
a la orilla del mar y bajo una hermosa luna plateada
en los cielos de la playa veía mi vida representada
en diferentes escenas que absorto contemplaba.

Dos pares de firmes huellas en la arena iban quedando,
mientras con el Señor iba cual amigos conversando.
Miré atento hacia atrás esas huellas en el suelo,
sin notar en la trayectoria dejada, nada extraño.

Las cuatro huellas caminaban firmes en la playa
ya fueran días llenos de sol o fueran días nublados,
fueran días de optimismo o fueran días abrumados,
las dos huellas seguían, unas  a otras se apoyaban.

Me llenó de alegría descubrir tal revelación:
en momentos alegres o tristes me acompañaba el Señor;
si mi pisada estaba ahí era porque El la apoyaba,
y yo no perdía el paso cuando con El caminaba.

Entonces, con gran emoción, le dije a mi compañero:

"Señor, tú que has prometido que en horas de aflicción
siempre a mi lado estarías dando muestras de tu amor,
noto con alegría que en medio de mis querella,
cuando más aflige el dolor, veo dos pares de huellas.

Junto a mis huellas están las tuyas que indican tu compañía,
cuando las tempestades sin piedad azotaban la vida mía;
y en aquellos momentos cuando todo estaba peor,
cuando no había luna ni estrellas de noche,
y en el día nublado, en que no se asomaba el sol
las cuatro huellas estaban, ¡gracias por esto, Señor!"

El Señor me contestó con ternura y compasión:

"Escucha bien hijo mío, comprendo tu confusión,
siempre te amé y te amaré, y en tus horas de dolor
siempre a tu lado permanezco para mostrarte mi amor.

Quien ha estado a tu lado y en quien te has apoyado,
quien rodeó su cuello con tu brazo para que apoyaras tu paso,
quien estuvo contigo en tiempos de angustia y miedo,
ha sido tu papá quien me ha pedido deje ayudarte desde el cielo."


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